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MANEJO  BÁSICO Y AVANZADO DE HEMORRAGIAS POST-PARTO

La hemorragia postparto (HPP) es una de las principales causas de mortalidad materna a nivel mundial y una de las emergencias obstétricas más temidas. Se define como una pérdida de sangre mayor a 500 ml tras un parto vaginal o más de 1000 ml tras una cesárea, aunque la gravedad del cuadro depende no solo del volumen perdido, sino también de la velocidad y de la capacidad del organismo para compensar dicha pérdida.
El manejo básico de la hemorragia postparto comienza con la identificación rápida de la causa, que puede incluir atonía uterina (la causa más común), retención de tejido placentario, laceraciones del canal de parto, o alteraciones de la coagulación. Las intervenciones iniciales incluyen el masaje uterino, la administración de uterotónicos (como oxitocina, misoprostol o ergometrina), y la evaluación de posibles desgarros o restos placentarios.
Cuando estas medidas no son suficientes, se requiere un manejo avanzado que puede incluir técnicas más invasivas, como el taponamiento uterino con balón de Bakri, la sutura compresiva de B-Lynch, la ligadura de arterias uterinas o hipogástricas, o incluso una histerectomía en casos extremos. El manejo también incluye el soporte hemodinámico con fluidos y transfusiones de productos sanguíneos cuando sea necesario, así como la corrección de coagulopatías.
La clave para un tratamiento exitoso es una respuesta rápida y coordinada por parte del equipo obstétrico, la identificación precisa de la causa y la utilización escalonada de las intervenciones disponibles, desde lo básico hasta lo avanzado. Este enfoque puede salvar vidas y reducir las complicaciones a largo plazo.

 

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